sábado, 30 de abril de 2011

Perfil.

A la luz de la luna, como quien vuelve de trabajar o regresa de fiesta. El tiempo aminora. Los minutos dan la vuelta al mundo, pasan tan rápido, que por eso inventaron las horas, pero, cada vez que ojeo el reloj ha pasado una eternidad.
La psicóloga me dijo que si no quería tomar pastillas, (se rió cuando le dije otras cosas que tomaba) pues, que llevase una vida sana. Una vida sana dice, como si tuviera colesterol o la tensión alta. A los meses me dijo que tenía que tomar medicamentos, pero ya lo sabía. No repetí ninguna sesión porque nuestros puntos se habían separado y finalizado.
Lo bueno de todo esto es la afición que cogí de pequeño a la lectura, desembocando irremediablemente en la escritura. lo malo, es que un mal día, era al igual, una gran mala noche.
¿A qué daría las gracias?, pronto para decirlo, pero me quedaría con la infelicidad. Admitámoslo, quien lo entienda, si hubiese sido mas feliz no estaría ahora escribiendo y buscando algún remedio.

martes, 26 de abril de 2011

Secretaria subvencionada.

Hacia tiempo, diría casi un año, por unos días, que no miraba el móvil con tanta curiosidad. Sólo cambio el tono del susodicho cuando lo renuevo, dígase cuando lo pierdo, como en verano o el mítico fin de año. A pesar de retumbar la misma tabarra de sonido, sentí en el aire, en mí, la exclusiva e individual singularidad del remitente. Tanto realce por una llamada tecnológica me parece hasta excesivo, pero cuando le ponemos cara a las señales y a las ondas, todo nos puede.
Maldita sea el momento en que solté el libro y cogí la rata vibrante. Parecía una videollamada, como las que me he imaginado con mi madre cuando alguno de los dos viva lejos de aquí, o los dos vivamos lejos. Patético, me puse hasta nervioso, no podía mirarla a la cara, ni a los ojos, esos ojos de los que tanto hablé, que tanto escribí.
Teníamos contacto, pero no para que me llamase (contadas veces) a no sé qué hora, y a contarme no sé qué cosa, que no pintaba nada bien.
Acabe por colgarle, y rebobine los pasos. Solté la cucaracha, retome el libro por la página que iba y volví a tirarme en la cama, como a quien le dan un masaje. De repente estaba en otro lado, al sol y con gente. Ahí me di cuenta de que el sueño había perdido la conexión, y al rato me desperté (ya sabéis como son mis noches). Para una madrugada que me adormecí tan rápido y me entran esos pájaros en la cabeza.
Que listo es el subconsciente, gracias, como si me hubiese olvidado de algún aniversario. No hacia falta recordármelo, que de la vida y de sus hazañas me acuerdo sólo.
Un gran amigo, opuesto en este sentido (en casi todos los sentidos), me dice que todavía tengo algo que compartir con ella, y cosas así, románticas y empalagosas. Sólo una vez le dije, y sólo una vez estuvimos de acuerdo en que, no es que la quiera, es que el segundo amor no se olvida. Respondió rápido la duda de el porqué el segundo, y le dije que el primero, es la madre que nos cuida, o nos cuidaba.
Faltan un par de días aproximadamente, para ser casi exactos. Todavía cae alguna señal más, como que me quieran regalar un gato. Ahora, estoy buscando por la red como desarrollar la inteligencia, para que me avise de los exámenes y de las citas al médico también, que siempre he sido alguien despistado. Felicidades.

lunes, 25 de abril de 2011

Purificación intrínseca.

Vale, es verdad, el gran porcentaje de sujetos que nos quejamos hipocondríacamente de “nuestras vidas” (no es nuestro ni el nombre) seriamos el sueño, si no desconociesen fuera de sus fronteras, de quien realmente no vive.
Conozco una señora cuarentona, que se cree todavía universitaria (la Sra. Corte inglés la llamo yo, y mi madre) que rondó el año y medio de baja por stress. Según ella tenía un severo problema, codificado entre palabreos, y es que un compañero de trabajo se aplicaba más por la empresa y en los métodos. Vamos, que a fin de cuentas, trabajaba más sin que le dijesen nada, lo que es responsabilidad. Para mi que el único “problema” que tuvo, siendo tan tiquismiquis y creyendo ser descendiente de la sangre real, es que no le gustaba la ropa de temporada. No iba mal encaminado yo.
Acabaron por cambiarla de oficina, y se le quitó toda la etapa menopáusica por la que pasó. Ahora se creía la jefa de todos los metros cúbicos donde ejercía, contando hasta la sala de dirección. Valla problema, por favor, es un hándicap social la convivencia, pero social.
A veces me pregunto como llamarán los altos cargos a los países no pobres, ni tercer mundistas, que sólo hay uno que habitemos, ni subdesarrollados, sino, a los desgraciados totalmente e ignorados, como las tierras más cercanas.
Si la convivencia vecinal puede ser un problema, o no encontrar parking en la ciudad (cierto que a veces es agobiante), morir por desnutrición tiene que ser una enfermedad sin cura y contagiosa, como la que han desarrollado en gran proceso hace unos años con nombre de población humana abandonada, que sabemos cual es, pero no nombro por respeto a mis más cercanas compañías.
La ignorancia, eso si que no tiene cura, y se contagia por el aire. Avisados estáis de comunicaros con los infectados, acabaréis sin ver lo que hay delante y amargados por madrugar, no tener un móvil de última generación o por quitar vuestra serie favorita de la televisión. Desagradecidos.

viernes, 22 de abril de 2011

En "última" persona.

A, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k… Un sinfín de vocablos a enlazar para acabar escuchando lo mismo. Que si no te acuestes tarde, que si estudia hijo, que si esto, que si lo otro. No quiero entrar en detalles de cada persona, ni jerarquizar la cultura de cada una, pero, más de uno podría sorprender y más de dos, seguro, no saben lo que dicen.
Enfermo me ponen los tonos de voz polifónicos y las frases hechas de tómbola, por favor, esas miradas “románticas de enamorados” acompañadas de esas sílabas tan coquetas escuchadas de otros sujetos, son del mínimo grado de exploración interior. No, yo tampoco me conozco por dentro, y las radiografías que he visto, tampoco dicen mucho, pero que voy a decir entre líneas para que alguien así pueda entenderlo. Nada.
Empiezo direccionado el tema hacia lo que pone, claramente (entre líneas, que irónico), y se tuerce semánticamente al amor. A veces entiendo a los poetas de antaño que sólo hablaban de él.
Será que es cierto, el amor está en el aire, pero yo no me enamoré del CO2
.

miércoles, 20 de abril de 2011

Intervalos metereológicos.

Tarde, como cuando quise volver al parque y no a las horas que vuelvo a casa. Siempre es fácil escuchar que los años de perder el tiempo se acabaron, pero difícil decirlo y más aún, creerlo.
El futuro lo vivo al día, normal que haya tantas discusiones en casa por las mentes pensantes diferentes, dígase mi madre y yo. Suena hasta normal nombrar a la madre que me parió literalmente y no a mi padre literal, pero lo duro esta detrás. No nombrarlo ni contar con él, viviendo bajo el mismo techo, (tampoco le culpo, tiene sus "motivos" , pero se salen del tema).
Así me crié y es lo que me queda.
Lo que nos queda es lo que viene, más cumpleaños, más veranos, menos horas al día, más despedidas. Lo que nos aguarda ni siquiera es lo que tenemos, porque ayer mi madre estuvo tirando recuerdos del primer cajón de mi mesa de noche. No todo está en las neuronas.
Sin comerlo ni beberlo, a veces hoy puede ser tarde. Como cuando planeaba el siguiente viaje con mi abuelo y empecé a perderlo a los dos días.

domingo, 10 de abril de 2011

Forzando la máquina.

Encuentros fortuitos, cuando los ojos miran a otro lado y la mente está en Babia como un flan. Suele ser tan inesperado como la lluvia un fin de semana, apenas unos segundos (los encuentros y no la lluvia), pero unos segundos que me dejan blando, nervioso y frágil, como un flan.
La conexión continúa, pese a que la vea menos que una buena acción humana. Sé que algo va a unirnos por naturaleza, aunque acabé separándonos toda esencia no personal.
Para mi que esto es una obsesión, y una paradoja, porque quien no se obsesiona es un conformista y yo me conformo con estar así. Ya llegará el día, lo sé y lo sabes, porque no es la primera vez, pero si es la primera que estar y tener es dentro de mí.
Forzando la máquina, como un reloj, hacia tus números.

martes, 5 de abril de 2011

Ciclo alimentario.

Fin de la etapa. Ahora miro atrás, a todo lo hecho y me parece un momento perdido, pero no me arrepiento de nada. Es un alivio saber que ciertas y claras ideas no me rondarán la cabeza, un alivio para todas las noches que, no dormiré pero si descansaré como un búho. Ojos relajados, como platos.
¿Qué diga un inconveniente?, pues, que para sacar, hay que hurgar y meter en la zona, no es todo tan sencillo como parecen las palabras cambio o evolución, (tampoco es nada de ésto, pero como relación, se entiende).

La diferencia es que ahora tengo una sensación positiva, todo lo contrario al antecedente. Otro inconveniente es que el principio de la etapa primera, la sensación era igual o más que ésta, pero como ley de vida se puede vivir con disgustos fácilmente.
Un horror vacui neuronal en la cabeza, de su cabeza. Fabuloso.

domingo, 3 de abril de 2011

Jerarquía neuronal.

Para que voy a mentir, viví a los extremos, más bien que mal, teniendo en cuenta los años que llevo con ojos en la espalda, lo malo es lo de todo los días.
He pasado noches como búhos , y las paso todavía, a pesar de las súplicas de mi madre naturaleza. Aprendí que acostumbrarse no es cuestión de tiempo, mal cálculo, es tener una vida constante al problema y, disfrazarlo vagamente de solución.
Éste es un problema, transmitir emociones en cada frase, pero las frases van muriendo. Cero conexión entre ellas, como las etapas de la vida, cuando sólo se sobrevive. Todo el palabreo anterior no es la cuestión tampoco, pero es lo único que puede relacionarse en conjunto.
¿Qué si llegué a encontrar mi media naranja?, pues si, pero era amarga hasta la cáscara.