martes, 11 de enero de 2011

Condicional.

En el exterior hay cuantiosas luces forzadas a extinguirse, pero una de ellas es quien nos ilumina. Pues tú eras algo semejante. La luz llegó a su máximo esplendor, aproximada a la estancia en Marte, aunque el calendario declarase algo contrario. El destello se convirtió en la iluminación de una farola; se avivó para calentar la noche, y por la mañana desvaneció, como caen los párpados. Ahora siempre es de noche, aunque siga sin poder mirar al sol fijamente. Ahora las moléculas vuelven a revolcarse, no se formará otra luz idéntica, negativamente ni parecida, pero donde hay cenizas, indica que alrededor hay cosechas para hacer hogueras.
Mi sombra ya no es la misma, siempre va por los suelos, arrimándose a todas las esquinas. Se esconde de la gente, escucha las voces del gentío, pero nunca levanta la cabeza. Algún día mi sombra me hará sombra cuando encuentre una luz precisa que sepa iluminarme.
Será cuestión de años que el sol brille con mas fuerza, será eso.