viernes, 7 de enero de 2011

Pasos de farolas.

En esos momentos de vigilia, donde la única luz se transmite de un cuerpo no luminiscente, cualquier ruido puede convertirse en una orquesta; el pisar de los pies, el gabinete del ascensor, el televisor del vecino, la puerta del portón, la entrada y salida de molestosos coches, las continuas voces del resto de la gente, que pasan la tarde en el bar de enfrente: Los individuos que no vuelven a sus casas. Quizás estas aceras mugrientas de la falta de limpieza,(algo que es propio en un barrio donde los vecinos tienen un sucio nivel de economía) son, su estancia.

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