miércoles, 28 de diciembre de 2011

Futuro perfecto. 2008.

Las palabras se adhieren al papel y a los sentidos como la sonrisa a los labios. Las personas se separan como el polen de las flores. Llega la época, se olfatea en el aire.
Comienza el momento de que la abeja regrese a la flor, de que retorne a la dulzura que siempre sacó de ella, y que siempre le ofreció. La flor alejada de los jardines, sola en un paraje; así lo quisieron los pétalos y así lo quiso la abeja.

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